El callejero español incumple en igualdad de género

Calle de Pardo Bazán, ubicada en Chamartín, Madrid

El laboratorio STNAMES LAB de la Universidad Pablo de Olavide, dirigido por el profesor Daniel Oto Peralías, renovó su estudio sobre el sesgo de género en los nombres del callejero español. Según los datos actualizados a enero de 2025, solo el 12,92% de las calles llevan nombres de mujeres, lo que representa una ligera mejora en igualdad de género en comparación con el 9,7% registrado en 2001.

Donde sí se observa un avance más notable en el callejero español es en aquellas que han sido creadas o renombradas en los últimos cinco años: cerca de un 30% de aquellas dedicadas a figuras no religiosas llevan nombres femeninos.

Análisis por provincias españolas

El estudio, publicado originalmente en 2022, revela un pronunciado desequilibrio de género en la toponimia urbana española. Mediante el análisis de 15 millones de nombres de calles en todos los municipios españoles entre 2001 y 2020, los investigadores Gutiérrez Mora y Oto Peralías calcularon el porcentaje de calles con nombres femeninos sobre el total de calles con nombres de personas, evidenciando la poca presencia de las mujeres en el callejero español.

Esta desigualdad presenta importantes variaciones geográficas a lo largo de las provincias españolas. Los datos muestran diferencias sustanciales, con valores que oscilan entre el 8,4% (Soria) y el 16,9% (Granada) en 2020. Al analizar específicamente las capitales provinciales, el contraste es aún más evidente: mientras Tarragona presenta apenas un 5,9% de calles con nombres de mujeres, Jaén alcanza el 20,6%, lo que refleja distintas realidades culturales y políticas a nivel regional.

En lo que respecta a calles de nueva creación o renombradas, aunque el sesgo de género disminuye, sigue estando muy lejos de la paridad. Para estas calles, la proporción femenina alcanza el 18,4% en el conjunto del país, con una variación provincial que va desde el 10,1% (Teruel) hasta un 29,3% (Córdoba). Estos datos evidencian que, incluso en decisiones recientes de nomenclatura urbana, persiste una clara preferencia por nombres masculinos.

Un hallazgo particularmente relevante es la distribución espacial intraurbana de los nombres femeninos. El estudio revela que la proporción de calles con nombres de mujeres aumenta considerablemente a medida que nos alejamos de los centros urbanos, incrementándose en más de un 50%. Esta distribución sugiere una jerarquización del espacio público donde las figuras masculinas dominan las zonas céntricas y simbólicamente más importantes de las ciudades.

Conclusiones

El análisis provincial muestra una correlación positiva entre la proporción femenina en 2001 y la de calles nuevas y renombradas en los siguientes 20 años. Las provincias que ya tenían un porcentaje más alto de calles con nombres de mujeres en 2001 tendieron a nombrar más calles en honor a mujeres durante las dos décadas siguientes.

También se observaron correlaciones significativas entre la proporción de calles con nombres femeninos y diversos indicadores socioeconómicos y culturales. Los municipios con mayor presencia femenina en su nomenclatura urbana tienden a tener poblaciones más grandes, mejor educadas y más jóvenes, sectores de servicios más amplios, mayores tasas de separación y divorcio, y menores brechas de género en participación laboral, educación y distribución de tareas domésticas.

Resulta especialmente interesante la relación entre la proporción de calles con nombres femeninos y las actitudes hacia la igualdad de género. El estudio demuestra que las personas que viven en municipios con mayor representación femenina en el callejero tienden a mantener visiones más igualitarias sobre los roles de género.

La baja representación femenina en el paisaje urbano español no solo refleja una realidad histórica y cultural, sino que también contribuye a perpetuar la invisibilización de las mujeres en el espacio público. Esta exclusión simbólica genera sentimientos de marginación, evidenciados por la proliferación de movimientos sociales que buscan una presencia más igualitaria de mujeres en la toponimia urbana, en consonancia con los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas sobre igualdad de género, empoderamiento de las mujeres y ciudades más inclusivas y seguras.

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