
La Unión General de Trabajadoras y Trabajadores (UGT) presenta su estudio «La situación de las mujeres en el ámbito laboral», en el que analiza la evolución de la brecha de género en el empleo y la persistencia de desigualdades en el mercado de trabajo.
Una de las principales conclusiones del informe advierte que, sin medidas transversales que combatan estereotipos y redistribuyan cuidados, España no alcanzará una igualdad real. Los siguientes datos confirman que el techo de cristal sigue intacto, exigiendo acciones urgentes desde lo legislativo, empresarial y social.
Brechas estructurales y Segregación ocupacional
A pesar de los avances legislativos y la recuperación económica, las desigualdades de género en el ámbito laboral siguen siendo profundas. En 2024, la brecha en la tasa de actividad es del 9,99% (53,91% mujeres frente a 63,90% hombres), y la de empleo alcanza el 10,34% (47,07% mujeres frente a 57,40% hombres). Aunque estos datos reflejan una mejora mínima en los últimos diez años, preocupa el estancamiento en la participación laboral femenina.
Las mujeres concentran el 73,25% del empleo a tiempo parcial (2,1 millones frente a 785.000 hombres), vinculado a menores salarios y derechos. Además, predominan en la temporalidad (1,6 millones de mujeres vs. 1,3 millones de hombres), pese a la reducción general de contratos temporales tras la reforma laboral.
Esto evidencia una división sexual del trabajo que perpetúa roles tradicionales. En cuanto a la segregación ocupacional, el 88,64% de las mujeres trabajan en el sector servicios, siendo su presencia en la construcción, la industria y la agricultura mucho menor.
Vulnerabilidad y Cuidados no remunerados
El paro afecta más a las mujeres: 12,68% de tasa de desempleo femenino frente al 10,16% masculino (1,46 millones de mujeres vs. 1,31 millones de hombres). Esta brecha se mantiene estable, indicando que las crisis económicas y sociales impactan de forma diferenciada por género.
Con datos de 2022, la diferencia salarial se sitúa en el 17,09%. Aunque el aumento del SMI ha beneficiado más a las mujeres, la desigualdad persiste, especialmente en sectores feminizados y puestos de menor jerarquía.
La investigación subraya que las mujeres asumen la mayor carga de tareas domésticas y cuidados familiares, limitando su acceso al mercado laboral y su promoción profesional. Esta falta de corresponsabilidad explica en parte las menores tasas de actividad y empleo.
Conclusiones
Las mujeres son las principales víctimas de acoso sexual y por razón de sexo en el trabajo, un problema estructural que requiere protocolos específicos y formación en las empresas.
La brecha de actividad varía entre comunidades: Baleares (8,57%) y Madrid (8,61%) presentan menores diferencias, mientras Castilla-La Mancha (12,58%) y Ceuta (12,33%) registran las mayores. Asturias muestra la tasa de actividad femenina más baja (47,69%), revelando disparidades ligadas a modelos productivos y servicios públicos.
El informe propone ante este problema persistente políticas activas para eliminar barreras: impulso a la contratación indefinida femenina, planes de igualdad efectivos en empresas, extensión de permisos parentales intransferibles y refuerzo de la inspección laboral. También enfatiza el papel clave de la negociación colectiva para cerrar brechas salariales y garantizar entornos libres de violencia.