Aumenta la presencia de investigadoras pero con retos por delante

El Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (MICIU) publica el informe «Científicas en Cifras 2025«, tratándose de la octava edición de una serie de estudios centrados en evaluar la presencia y situación de las mujeres en el ámbito de la investigación y desarrollo (I+D) en España.

Su principal objetivo es evaluar el estado de la igualdad de género en el entorno científico, detectando tanto los avances como las desigualdades existentes, y proponiendo medidas que favorezcan una mayor equidad dentro del sistema de investigación e innovación.

Las principales diferencias se observan entre la Administración Pública y el sector empresarial. Mientras en la primera la paridad es una realidad (50,5% de mujeres investigadoras), progreso significativo frente al 31,2% registrado en el ámbito privado. Esto último resulta en el porcentaje total de investigadoras en España: un 39,6%, apenas un punto más que el registrado en 2014.

Avances significativos, pero lentos

Se observa un progreso notable en la participación de mujeres en sectores científico-técnicos, tradicionalmente masculinizados. Las mujeres representan más de la mitad con un 50,7% de la afiliación en estos campos, aumentando un 15% desde la Reforma Laboral de 2022. Este crecimiento supera la media europea y refleja una mayor incorporación del talento femenino a la I+D+i. No obstante, la distribución por áreas sigue siendo desigual: persiste una infrarrepresentación en ingenierías y tecnologías, mientras que en salud y ciencias sociales hay una clara mayoría femenina.

En cuanto al acceso a puestos de liderazgo, hay mejoría a un ritmo lento. Por ejemplificar, el porcentaje de rectoras subió del 22% en 2018 al 27% en 2023. El techo de cristal correspondiente pasó de 1,73 en el curso 2018-2019 a 1,57 en 2022-2023.

En los últimos años, la presencia de mujeres en la educación superior ha aumentado notablemente. En los estudios de Grado, la proporción femenina subió del 54,2% en el curso 2014-2015 al 57% en 2023-2024. En los programas de Máster, pasó del 53,3% al 56,4%, mientras que en Doctorado se rebasó el 50%, avanzando del 49,6% al 50,2%. No obstante, este progreso no se distribuye de forma uniforme entre todas las áreas de estudio, siendo Ingeniería y Agricultura las de menor crecimiento.

Si se mantiene el ritmo actual, se estima que la paridad en los niveles más altos de la carrera investigadora se alcanzaría en 15 años. En universidades, las mujeres ocupan solo el 38% de las cátedras y el 28% de los rectorados. En organismos públicos de investigación (OPIs), su presencia en direcciones generales o científicas no supera el 34%.

Políticas de igualdad y Brecha de percepción

El 82% de las universidades y OPIs cuentan con planes de igualdad, gracias al marco jurídico establecido por la Ley de Ciencia (2022) y la Ley Universitaria (2023). No obstante, su efectividad varía: solo el 45% de estas instituciones tienen unidades de igualdad con autonomía presupuestaria.

Sin embargo, el informe advierte que su aplicación es irregular: el 60% de las universidades aún no integra indicadores de género en sus evaluaciones internas. Se destaca la necesidad de auditorías externas para garantizar el cumplimiento.

En temática de conciliación, el 34% de las investigadoras señala que las responsabilidades familiares y de cuidados han ralentizado su progresión profesional, frente al 12% de los hombres. Esta disparidad se acentúa en etapas clave, como la obtención de plazas permanentes o la dirección de proyectos. El informe subraya la necesidad de políticas conciliadoras, como ampliar permisos parentales y fomentar corresponsabilidad.

Las entrevistas cualitativas revelan una divergencia preocupante: el 68% de las mujeres percibe desigualdades en oportunidades laborales, frente al 23% de los hombres. Solo el 18% del personal masculino considera el acoso sexual un problema relevante en su ámbito, frente al 63% de las mujeres.

Principales Conclusiones

El Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades evidencia que los logros son frágiles y requieren vigilancia constante. La inclusión de datos cualitativos en 2025 (encuestas a 2.465 personas y grupos focales) enriquece el diagnóstico, mostrando que la transformación cultural es tan crucial como las reformas estructurales. Propone como medidas correctoras:

  • Fortalecer las unidades de igualdad con recursos y autonomía

  • Bonificar proyectos liderados por mujeres en áreas subrepresentadas

  • Capacitar en sesgos de género a evaluadores y comisiones

  • Promover modelos masculinos aliados para reducir la brecha de percepción

  • Vincular fondos públicos al cumplimiento de metas de igualdad

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