
Las diez Reales Academias que conforman el Instituto de España, las máximas instituciones académicas del país y que son consideradas la excelencia en diversos campos del saber, presentan una marcada subrepresentación femenina, con apenas un 17,7% de académicas numerarias en 2024. Esta situación refleja la persistencia de barreras estructurales, mecanismos de exclusión y sistemas de cooptación que dificultan el acceso equitativo de las mujeres a estas instituciones de máximo prestigio académico.
Contexto de la desigualdad en el acceso a las Reales Academias
Los datos más recientes revelan una composición profundamente desequilibrada en las distintas Reales Academias. La Real Academia Española (RAE) cuenta con apenas 8 mujeres de 46 académicos de número, representando solo el 17,4%. La situación es aún más preocupante en otras academias: la Real Academia Nacional de Medicina tiene únicamente 3 mujeres de 38 académicos (8%).
El porcentaje de académicas numerarias en el conjunto de Reales Academias ascendió únicamente en 1,6 puntos entre 2023 y 2024, pasando del 16,1% al 17,7%. Esta lenta evolución contrasta dramáticamente con la presencia mayoritaria de mujeres en la educación superior española, donde constituyen más del 50% de los estudiantes universitarios.
Distribución de mujeres por Real Academia (2024):
- Real Academia Española: 25%
- Real Academia de la Historia: 23,6%
- Real Academia Nacional de Medicina: 8%
- Real Academia de Bellas Artes: 22,4%
La entrada de mujeres en las Reales Academias ha sido históricamente tardía y excepcional. Mercedes Gaibrois y Riaño fue la primera mujer en ingresar en una Real Academia española en 1935, específicamente en la Real Academia de la Historia. En la RAE, hubo que esperar hasta 1978 para el ingreso de la primera académica, Carmen Conde. Esta exclusión histórica no fue casual sino sistemática, sustentada en resoluciones como el «decreto anti-Avellaneda» de 1853, que impidió el acceso de mujeres durante décadas.
Filtros y Sistematización de la discriminación
El principal mecanismo de selección en las Reales Academias es la cooptación, donde los miembros existentes proponen y votan a los nuevos académicos. Este sistema perpetúa círculos de poder masculinos debido a varios factores:
- Redes informales masculinas: los procesos de selección operan significativamente a través de mecanismos informales como conversaciones de pasillo, eventos sociales, etc.
- Sesgos inconscientes: la perspectiva androcéntrica lleva a los académicos varones a identificar principalmente a otros hombres como pares o iguales
- Reproducción homosocial: el sistema de cooptación favorece la perpetuación de un «círculo vicioso» donde las propuestas son predominantemente masculinas
Las mujeres que logran acceder a las Reales Academias han superado múltiples barreras selectivas:
- Filtro de excelencia científica: requisitos académicos estándar
- Barrera patriarcal: necesidad de «inputs masculinos» como padres o parejas de apoyo
- Filtro pionero: ser de las primeras en campos dominados por hombres
- Barrera de cooptación: integración en un sistema controlado por hombres
En resumen, esta selección tan restrictiva supone que las mujeres académicas representen una elite extraordinariamente filtrada, demostrando paradójicamente la fortaleza de la discriminación sistémica.
La violencia simbólica se manifiesta a través de patrones sutiles que naturalizan la subordinación femenina. En el contexto académico, esto incluye:
- Minusvaloración de contribuciones femeninas: tendencia a describir a las académicas con adjetivos antes que centrarse en sus méritos profesionales
- Exclusión de espacios de poder informal: las mujeres quedan sistemáticamente fuera de las redes donde se toman las decisiones reales
- Sesgo en la evaluación: los procesos de evaluación académica pueden estar influenciados por sesgos inconscientes que favorecen perfiles masculinos
De las diez Reales Academias nacionales, solo dos están presididas por una mujer: Carmen Iglesias en la Real Academia de la Historia, y Ana Crespo, primera mujer presidenta de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
Esta situación refleja que, incluso cuando las mujeres logran ingresar, enfrentan barreras adicionales para acceder a posiciones de liderazgo. Este patrón replica lo observado en otras instituciones académicas españolas, donde solo el 22,5% de las cátedras universitarias están ocupadas por mujeres.
Conclusiones
Estas instituciones presentan una profunda desigualdad de género que refleja la persistencia de estructuras patriarcales en los entes de mayor prestigio académico del país. Con apenas un 17,7% de mujeres entre sus miembros numerarios y dos presidentas entre las diez academias, esta situación no puede atribuirse a diferencias en mérito o capacidad, sino a una resistencia institucional al cambio.
La implementación de medidas correctivas específicas, incluyendo la extensión de la Ley de Paridad (no están sujetas a la misma en la actualidad) a estas instituciones, es fundamental para garantizar que las Reales Academias reflejen la excelencia y diversidad de la sociedad española.
El cambio no solo es necesario desde una perspectiva de justicia social, sino también para optimizar el aprovechamiento del talento intelectual nacional y fortalecer la legitimidad democrática de estas imprescindibles instituciones públicas.